lunes, 16 de mayo de 2011

Miércoles Santo según J.S. Bach

La tensión ese día se dejaba sentir en el ambiente, algunos ciudadanos habían salido a la calle guiados por el olor de incienso y el redoble de los tambores que marcaban el ecuador de la Semana Santa, en un Miércoles Santo que amenazaba tormenta. Otros muchos aguardaban con nerviosismo el comienzo de un partido altamente mediatizado y esperado por los aficionados al fútbol, la final de la Copa del Rey, ese Madrid- Barça que tantas pasiones levanta. Sin embargo, unos pocos eligieron una alternativa muy distinta a las que ofrecía ese día la capital aragonesa, unos pocos eligieron vivir La Pasión según San Juan que Johann Sebastian Bach vivió y compuso en 1724.

Componentes de "Al Ayre Español"
El concierto tuvo lugar en la sala Mozart del auditorio, esa caja de Pandora de tonos dorados, formas asimétricas, y acústica que ha atraído y enamorado a los mejores directores de orquesta del mundo: “Siempre que me preguntan por los auditorios modernos, en cualquier lugar del mundo, tengo que referirme al Auditorio de Zaragoza, porque tiene la acústica más importante, la mejor que conozco”, según las palabras de Zubin Mehta.

Las expectativas de los espectadores eran elevadas, habían dejado a un lado los grandes eventos para disfrutar de auténtica música. En este contexto el grupo orquestal de música barroca Al Ayre Español acompañado por el coro de Vozes que lleva el mismo nombre, así como los solistas, tenían un gran compromiso para con los espectadores, algo que Eduardo López Banzo, a cargo de la batuta, tenía muy claro.

Y entonces, las luces comenzaron a cesar dejando a los artistas como agentes principales de aquella tarde.

La primera parte del concierto discurrió con ligereza, el sonido y timbre de los instrumentos barrocos trasladaban al espectador al S.XVIII. Sin embargo, se pudo observar una cierta timidez del coro que, pese a tener una técnica vocal pulcra y limpia, no consiguió proyectar el sonido lo suficiente hacia los espectadores. Thomas Walker, el tenor solista, en el papel principal de evangelista, realizó una acertada interpretación ya que era el encargado de guiar la obra a través de la narración de La Pasión de Jesucristo. El tenor mostró comodidad en el escenario en una obra perfectamente diseñada para su color de voz. Caben destacar las intervenciones del bajo Gianluca Buratto que dejaron a los asistentes boquiabiertos, demostró una gran técnica vocal con la que dejó a más de uno con el vello erizado.

La segunda parte situaba a Cristo ante Poncio Pilatos, y también a muchos espectadores viendo el partido de fútbol, pues la confluencia de asistentes se vio bastante mermada. No obstante, para el resto comenzaba la parte más agria de La Pasión.

Prueba de sonido previa al concierto
El coro volvió al escenario renovado, el sonido, la proyección y la intención fueron totalmente distintos tras el descanso. Se dejaron la piel en el escenario y consiguieron devolverle a la obra la tensión que merecía. La intervención de la soprano, María Espada, fue exquisita en un aria a la que Bach imprimió un desgarro y dolor absolutos, Dein Jesus ist tot! (¡Jesús ha muerto!), repetía la soprano en un auditorio conmocionado ante el realismo que ofrecía la interpretación del aria.
La obra concluyó con la intervención del coro quien supo interpretar de buen grado el momento de esperanza y resurrección de Cristo. Los aplausos se sucedieron durante cinco minutos, el público estaba satisfecho, y por la cara de los artistas, ellos también.

Y aunque algunos ciudadanos estuviesen viendo procesiones, y muchos otros la final de la Copa del Rey, unos pocos disfrutaron de un concierto donde La Pasión según San Juan, del compositor barroco Johann Sebastian Bach, consiguió evadir al público de lo que estaba sucediendo fuera.

Dejo un enlace con el comienzo de la obra para aquellos curiosos que se hayan quedado con ganas de escucharla: 
 

miércoles, 16 de marzo de 2011

¡Destruyamos al GOLEM!

Hace poco empecé a hacer prácticas en un diario digital. 

La verdad es que he tenido suerte, pues al ser un sitio pequeño te empepas de todo y tienes la oportunidad de trabajar en todos los campos, también tienes la oportunidad de meterte en el barro político, y por supuesto, de acabar cubierto de ese fango viscoso que lo compone.

Los apasionado suelen creer en utopías, en políticos dignos que realmente luchan por los beneficios de sus municipios o comunidades autónomas, pero NO. No se engañen, sólo generan barro que intentan moldear y pintar de colores para conseguir atraer a los ingenuos que todavía pensamos que alguien noble puede cambiar las cosas. 

Pero esto es como todo, si la casa tiene humedades, la pintura acaba cayendo, si el material no es adecuado, la pintura desaparecerá. Es entonces cuando el revestimiento da paso a la "pura realidad", y por fin podemos ver la masa marrón viscosa, y que sinceramente apesta, sí pasa de barro a mierda. No intentemos buscar eufemismos, las cosas hay que empezar a decirlas por su nombre, sin engaños, sin tapujos.

Y entonces es cuando a los apasionados, no es que se les caiga la venda, no, es que se la arrancan, se la roban de repente y les salpican con esa sustancia marrón maloliente y, ¿saben qué sucede? se asquean, dejan de creer, y el barro que les ha salpicado se solidifica, creando ejércitos de GOLEM.

Pasamos a ser hombres artificiales sin alma, que ingerimos las palabras de los políticos, como el Golem obedecía la palabra escrita en los papeles de Low. Somos marionetas animadas, perdemos la voluntad propia y seguimos a la masa.

Y es que el barro nos ha dejado inmóviles, SÍ, nos ha salpicado, pero en vez de limpiarlo, hemos dejado que se seque y se solidifique. Nos hemos dejado a nosotros mismos, hemos permitido que nos ganen la batalla.

Pero disculpen que añada que los apasionados no hacen esto, y que el barro no debe ayudar, sino, a remover todavía más nuestra necesidad del cambio, debe alimentar nuestro inconformismo. Somos nosotros los únicos que podemos quitar el barro solidificado del resto. 

Porque la política es apasionante, pero los políticos una mierda.

BGM*

jueves, 13 de enero de 2011

Siempre buscando esa pieza...

Las relaciones de pareja...

Esa extraña obsesión que el ser humano tiene por encontrar a alguien que complete nuestro puzzle, esa pieza final que le dé un sentido y armonía al resto para formar un todo compuesto.

Pero, ¿realmente existe esa pieza?

A medida que experimentamos nos damos cuenta de que no es así y que de algún modo es una pieza imperfecta, con impurezas, que durante un período de tiempo podemos considerar como válida para suplir ese vacío, pero que al fin y al cabo no es más que otro intento de encajar la pieza perfecta.

Y es que las relaciones, como en un puzzle sin final, lo que más deseamos es encontrar a ese alguien que complete nuestra vida y encaje a la perfección. A la larga lo que buscamos son personas que de algún modo cumplan nuestras pasiones. PERO SIEMPRE HAY UN PERO. Y es que las pasiones son pasajeras y una vez explotada una pasión nos cansamos de la misma y necesitamos de otra para poder sentirnos plenos. Y así es, encontramos una pasión más fuerte que queremos saciar. Una vez más volvemos a caer en la búsqueda insaciable de esa pieza final, esa persona, que en esta ocasión no tenga impureza que alimente esa pasión. Lo único que encontramos es un sustitutivo del anterior. ¡SÍ! sorprendentemente consigue encajar en el puzzle pero en el fondo de nuetro ser sabemos que no es la perfecta porque hay muchas otras pasiones que no consigue cubrir. Decidimos volver a dejar sin pieza final al puzzle...

Nos desesperamos, lloramos, pataleamos, reímos socarronamente, maldecimos a Cupido y su séquito de cursilerías "ñoñas" adornadas con corazones rojos y al final perdemos toda esperanza. 

Pasa el tiempo, sabio y sanador de todo mal, y aunque nuestro yo interior sigue resentido la idea del puzzle acabado sigue rutilante, como la luz de una lamparita de noche esperando a que su escritor se siente una noche más ante ella y comience su idilio amoroso entre papeles, lápices y el haz de luz dorada que envuelve la escena.  De tal modo que poco a poco nos recomponemos y de nuevo ¡PUFF! encontramos a una persona maravillosa, increíble, divertida, alegre, cariñosa, atenta pero no agobiante... Pero, NO, no es más que otro intento de conseguir un estado de plenitud total.

Pero somos felices, con esas piezas pasajeras, que te hacen explotar al máximo tus pasiones. Cada una de esas personas te llena de una forma mágica, te da vida, completa el puzzle de forma pasajera.

Entonces, ¿tan importante es encontrar una pieza perfecta que nunca llegará?, o , ¿tal vez lo más inteligente sea vivir cada pasión como si fuese la última, sin importar su fecha de caducidad? 

Otros piensan que al final hemos probado tantas piezas imperfectas que el las ranuras del puzzle se van limando hasta que acaban encajando.


ALUDIENDO A LAS MUJERES:
Aquí dejo un enlace de la serie sexo en Nueva York, graciosa y clarificadora:
http://www.youtube.com/watch?v=0AczYtHF8D4

PARA LOS HOMBRES y todo aquel susceptible de apreciar buena literatura:
http://sinopuededormir.blogspot.com/2010/11/desde-mi-celda-carta-de-un-lunatico.html


Beatrice*